(Barcelona, España, 1964)
"Como decía mi abuela: “mientras te diviertas y no hagas daño a nadie, haz lo que te dé la gana.” Y en ello estoy."
Todas y cada una de mis esculturas son piezas únicas, irrepetibles e impredecibles como las partes que las componen, pues con tanta chatarra como acumulo es imposible saber qué figura resultará más tarde. Me pasa que veo un jugador de golf donde los demás ven un martillo roto. O que un viejo carburador de coche se presenta ante mis ojos como un elefante caminando. Será que mi cerebro funciona así, gracias a eso puedo ver otros mundos que están en éste y que me divierten y estimulan; y eso es lo que pretendo compartir. Se trata de jugar, de ver más allá del objeto que tienes delante, y de pronto aquella percha se convierte en unos brazos o en un manillar de bicicleta, según convenga. Un pincel en un pez. O cuatro patas de silla en Pinocho. Es la magia de los objetos: se juntan en la mesa de mi taller, mezclándose entre ellos, y acaba surgiendo una figura. Y sin dejar de ser lo que siempre han sido, cobran un nuevo significado a los ojos del espectador. Como decía mi abuela: “mientras te diviertas y no hagas daño a nadie, haz lo que te dé la gana.” Y en ello estoy.